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23 feb 2011

Las semillas





Un hombre sube a un ómnibus para viajar hasta su lugar de trabajo.
En la siguiente parada sube una señora anciana que siempre se sentaba junto a la ventana.
Ella abría su bolsa, sacaba un paquetito, y se pasaba todo el viaje arrojando pequeñas cositas para fuera.
La escena se repetía día tras día. Curioso el hombre le pregunta:
-¿ Sra. que es lo qué arroja por la ventana ?
- Tiro semillas , respondió ella.
- ¿ Semillas ? ¿ Semillas de qué ?
-De flores. Es que miro para afuera y la calle está tan vacía...
Me gustaría poder viajar viendo flores coloridas por todo el camino.
-Pero Sra. las semillas caen sobre el asfalto, son aplastadas por las ruedas de los autos, devoradas por los pájaros... ¿ Cree usted señora que las semillas germinarán a la vera del camino?
- Así es, hijo mío. Aunque muchas se pierdan , algunas acabarán cayendo en la tierra , y con el tiempo van a brotar.
-Aún así querida Sra. demorarán en crecer, necesitan agua
-Ah, yo solo hago mi parte. Siempre hay días de lluvia. Si alguien arroja las semillas , las flores nacerán.
Diciendo ésto , se dió vuelta hacia la ventana y recomenzó su trabajo.
El hombre entonces descendió del ómnibus pensando que la señora ya estaba senil.
Tiempo después .....
Un día , en el mismo ómnibus, el hombre al mirar para afuera percibe flores a la vera del camino ... Muchas flores !!!!!.¡ El paisaje colorido, perfumado y lindo !
Se acordó entonces de aquella señora. La buscó en vano, y le preguntó al chofer del ómnibus, que la conocía muy bien :
-¿Sr. que sabe de la viejecita de las semillas?
-Pues murió hace cerca de un mes.
El hombre se volvió a su lugar y continuó mirando el paisaje florido a través de la ventana
-“ Quién lo diría, las flores han brotado ” ¿ Pero de qué valió su trabajo ? Murió y no pudo ver toda esta belleza.
En ese instante, oyó risas de criaturas. En el asiento de enfrente una niña señalaba por la ventana ,entusiasmada:
- Papá !!!! ¡ Mira que lindo ! Cuántas flores hay por la calle ¿Cómo se llaman aquéllas?
Entonces entendió lo que aquella señora había hecho.
Aunque no estaba allí para verlo, hizo su parte , dejó su marca , la belleza para la contemplación y la felicidad de las personas.
Al día siguiente, el hombre subió al ómnibus, se sentó junto a la ventana, sacó un paquetito de semillas del bolso...

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